Moleskine del mes. Mayo. Protocolo de soplidos.

Empieza una semana movidita, la última del mes. Semana con muchas cosas que celebrar: la graduación de mis pequeños, que ya pasan a Primaria (estamos preparando un festival precioso), el primer cumpleaños de J. y mío viviendo en Madrid, (aunque tenemos visita familiar). Afronto la semana con alegría y un puntito de estrés. (Madre+casa propia=prueba del algodón). 

El moleskine de este mes tiene que ver con los cumpleaños y con los deseos. Es de uno de mis libros favoritos, a ver qué os parece. 

Soplar hace que todo sea mejor, me gusta pensar que hay algo mágico en soplar. (...) La madre de Antonio nos contaba que debíamos soplar y pedir deseos. Nos contaba que la gente sólo sopla para pedir deseos en su cumpleaños, porque piensa que los cumpleaños tienen poder, pero lo que no saben es que el poder lo tiene el soplo. 

Nos hablaba de madres que soplaban las heridas de sus hijos que se habían caído de la bicicleta, rasguños que se curaban con soplidos y agua oxigenada. (...)

Qué suerte poder pedir tantos deseos. Me siento privilegiado, además, puedo decir que se han cumplido muchos. Desde entonces, en mi vida normal, nunca he dejado de soplar. Soplo dos o tres veces a la semana, sin razón aparente, cuando lo necesito. La madre de Antonio decía que si no lo haces, los soplidos se acumulan en nuestro interior y hay que sacarlos. 



Y esto se hace...

1. Se pone la boca en forma de O
2. Se piensa un deseo, pero piensa que quizá se cumplirá. Los deseos deben ser deseados, no vale cualquier cosa. 
3. Y sopla. Saca aire, aire tuyo. Y recuerda, cuanto mayor es el deseo, mayor es el soplido. Lo ideal es que soples hasta que no queda nada dentro. Quédate sin soplido. 


Albert Espinosa. 


Aprovecharé y soplaré. Puede que tener las velas delante también ayude, ¿no?

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